Las joyitas urbanas imperdibles de un pueblo patagónico en auge

El pintoresco casco histórico de San Martín de los Andes mantiene muchas construcciones de piedra y madera de cara al lago Lácar.

Fundado en febrero de 1898 sobre la costa este del lago Lácar, conserva entre sus calles el espíritu de los primeros colonos que levantaron la emblemática ciudad patagónica en piedra y madera, los materiales autóctonos que caracterizan a San Martín de los Andes.

El entorno natural de bosque y montaña elegido por turistas de todo el mundo se vincula armónicamente con el adn de la ciudad. Tanto, que el circuito del bus turístico realiza varias paradas en hitos culturales y edificios patrimoniales, piezas claves de la trama que vale la pena conocer.

El casco patrimonial de San Martín de los Andes.

El actual teatro que fue capilla, la chocolatería que fue bar, la cervecería donde funcionó el primer consultorio médico son algunos de los puntos. También, el hotel que ahora es un pequeño centro comercial, y la caballeriza que alojó a un personaje universal.

Cuando la ex Parroquia de San José cumplió 100 años, los vecinos recibieron un regalo muy especial: entre los festejos por el aniversario de la primera iglesia construida en 1923 con madera de raulí, cada persona que asistió a la celebración se llevó un listón original como recuerdo. Desde los ‘80 funciona allí el Teatro Municipal, declarado Patrimonio Histórico Provincial, cuya restauración y puesta en valor contempló el recambio de tirantes, entre otras intervenciones que respetaron la fisonomía original del edificio.

La ex intendencia del Parque Nacional Lanín data de 1946 y es obra del arquitecto Fortunato Bottini, uno de los discípulos de Alejandro Bustillo.

El ex Hotel Lácar fue el primero del pueblo. Se inauguró en 1910 con 40 habitaciones: cada una contaba con lucarna para garantizar la luz natural. Desde el vamos se transformó en el centro de la movida social: fiestas patrias, casamientos y hasta las primeras proyecciones de cine del hito ubicado en la Av. San Martín y Elordi. El hotel que fundó Timoteo Ponce, uno de los primeros pobladores que llegaron desde el sur de Chile, funcionó hasta 1986, cuando cambió de piel a locales comerciales independientes y un icónico restaurante que ocupa el antiguo salón comedor del hotel. Con mesas en el patio, Doña Quela conserva una de las araucarias originales y atesora fotos de época, vajilla y mensajes de pioneros, viajeros y aventureros que vuelven al sitio histórico para refrescar la memoria de los tiempos en que las calles eran de tierra y obligaban a las mujeres a llevar galochas para no ensuciar sus vestidos.

La Pastera, hoy museo, era un galpón donde los guardaparques del Parque Nacional Lanín guardaban el pasto para los caballos y adonde llegaron el Che Guevara y Alberto Granados en su moto Norton 500.

El relevamiento de 134 joyitas patrimoniales derivó en la publicación de trípticos ilustrados por el Taller de Croquiseros Urbanos, que a partir de la iniciativa de la secretaría de Cultura de San Martín de los Andes seleccionaron 40 conjuntos. El material que se entrega gratis en museos, recorridos y las oficinas de Informes de Turismo está agrupado por zonas: desde la Costanera del lago a la calle Rivadavia, desde Belgrano a Cuesta de los Andes; y desde la calle Mariano Moreno a Cap. Drury. “Es necesario conservar y conocer las antiguas construcciones para conocer y valorar la historia de nuestro pueblo, porque sin historia no hay cultura y sin cultura no hay desarrollo sostenible”, señala Gustavo Santos, de Cultura de San Martín de los Andes, que impulsó los encuentros de los croquiseros en la pandemia. Y anticipa que los trabajos formarán parte de una exposición en el Museo Nacional de Bellas Artes de Neuquén una vez que finalicen las obras de restauración.

Otra de las paradas del circuito pasa por La Pastera, el galpón donde los guardaparques del Parque Nacional Lanín guardaban el pasto para los caballos, muy cerca del lago. Allí, en enero de 1952, llegaron dos amigos a bordo de una moto Norton 500 en busca de hospedaje: Ernesto Che Guevara y Alberto Granado pasaron una semana en el pueblo en el marco de un viaje histórico que quedó registrado en Notas de Viaje, la bitácora que escribió el revolucionario argentino. Ese galpón de 1946 construido en madera es la sede hace 16 años del museo La Pastera, que está abierto todo el año. Cuenta con un expendedor de nafta de época, materiales multimedia, paneles interactivos, la réplica del diario del Che Guevara, entre otros. Entre el 8 y el 11 de enero, se realiza una semana homenaje con distintas actividades y la exhibición de una motocicleta Norton similar a la que usó el Che cuando pasó por ahí un verano de 1952.

El ex Hotel Lácar fue el primero del pueblo y funcionó hasta 1986.

En tanto, la ex intendencia del Parque Nacional Lanín también encierra su propia historia detrás de la imponente fachada de piedra y madera. Fue construida entre los años 1946 y 1947 por el arquitecto Fortunato Bottini, uno de los discípulos y miembros del equipo del arquitecto Alejandro Bustillo, referente de buena parte de las obras emblemáticas de Buenos Aires (Banco Nación, entre otros) y de la Patagonia (Hotel Llao Llao). Se inauguró en 1948 con un estilo que reflejaba la arquitectura regional, y hasta la actualidad funciona como Museo y Centro de Visitantes del Parque Nacional Lanín. El edificio, declarado Monumento Histórico Nacional, conserva en el techo las tejuelas de madera de alerce originales y los troncos de ciprés en las columnas. Luego de la restauración se recuperaron las puertas interiores de raulí. Como en el resto de los conjuntos relevados por esta iniciativa, también está incorporado al Registro del Patrimonio Arquitectónico de San Martín de los Andes.

Museo de los primeros pobladores

La esquina donde el aroma a chocolate se desparrama por el centro cívico no siempre fue Mamusia, una de las chocolaterías típicas de la región que fundó un matrimonio polaco. A principios de la década del ‘30 se levantó el primer edificio de ladrillos del pueblo y se convirtió en el Bar Lerín, uno de los bodegones más concurridos del lugar fundado por un industrial francés, Francisco Lerín, que se enamoró del paisaje y se quedó para siempre. No solo ofrecía tragos, también funcionó como hospedaje para los trabajadores de la zona. “El vino se despachaba directamente de los barriles. Los parroquianos dejaban los caballos atados en los palenques y se encontraban a beber, jugar a las cartas, al metegol, al ping-pong o a las bochas, amenidades que compartían con los habitués del Club Parque Lanín, ubicado a pocos metros”, según la investigación de la secretaría de Cultura.

Ex hotel Lácar, hoy paseo comercial.

Entre listones de madera originales, croquis a mano alzada que destacan las primeras construcciones y recorridos guiados, la ciudad de hermosos lagos y paisajes también se posiciona como un destino con gran riqueza cultural. De hecho, en el simposio científico ICOMOS 2024 (Consejo Internacional de Monumentos y Sitios), el caso San Martín de los Andes tuvo un espacio destacado: “La importancia de la participación comunitaria en la conservación del patrimonio: Lecciones del caso San Martín de los Andes”, es el nombre de la conferencia que dio el pasado jueves 14 de noviembre Tomás Vaccaro, especialista en patrimonio, en la sede Ouro Preto, Brasil.

Del centro cívico de un pueblo que nació a orillas del lago Lácar a un congreso internacional el paisaje cultural patagónico valida su lugar histórico.