Las pymes representan el 70% del empleo en blanco en el país. Sin embargo, hoy, están enfrentadas a un desafío, que es el de la competitividad. “Esto se divide entre puertas adentro y puertas afuera”, dijo Alejandro Wagner, director de Propymes y competitividad de Ternium Argentina.
Pero, también, está la otra competitividad. En el segundo caso, no depende tanto de la empresa, sino de factores externos, como la macroeconomía, indicó Wagner. “En este nuevo contexto de la Argentina, la competitividad es el gran desafío del sector”, comentó.
La compañía del holding del Grupo Techint realizó un relevamiento entre 11 cámaras industriales que reúnen a una gran cantidad de empresas pyme. “La competitividad puertas afuera, tiene un factor principal que no hay que soslayar, que es la macroeconomía. Se trata de una condición no suficiente pero sí necesaria para crecer”, comentó el empresario.
En tanto, en cuanto a la microeconomía, el estudio resume cuatro factores que definen la competitividad de las pequeñas y medianas empresas. Estos son: el financiamiento al sector privado, la logística, la carga laboral no salarial y la carga impositiva.
“Hay que atacar estos problemas que se replican en todos los factores y que permitirían un mayor protagonismo de las pymes nacionales, no solo para competir con cualquier importación, sino para exportar al mundo”, dijo.
Expectativa
En tanto, Juan Carlos Vincenzini, socio gerente de Cinter, reconoció que “el año pasado fue complejo, con retracción de la actividad. Sin embargo, hay sectores de la economía que podrían repuntar en 2025, por lo tanto, eso genera una gran expectativa”.
“A veces, la competitividad se simplifica desde una mirada de desconocimiento. Hay muchísimas empresas que realmente hicieron los deberes y hoy se pueden presentar como compañías que funcionan con tecnología, innovación, métodos y recursos humanos que están en línea con los estándares internacionales”, contó.
Uno de los mayores valores de las pymes son sus recursos humanos. Por esa razón, el ejecutivo resaltó el rol de la educación: “Nuestra empresa tiene 50 años y surgió en el interior. Nos expandimos en todo el país y en la región con obras de ingeniería complicadas y no podríamos haberlo hecho en un ambiente que no hubiera tenido los recursos formados como los formó la universidad argentina. Es un elemento de competitividad que debemos cuidar”.
El empresario aseguró que las compañías argentinas están en condiciones de competir. Sin embargo, “hay una demanda de política a largo plazo para el cuidado de esas empresas. Se trata de políticas de fomento para el desarrollo de estas compañías y de generar un clima que facilite el emprendedurismo para que, luego, esos emprendedores, puedan crecer en un ambiente de prosperidad para sus negocios”.
Y continuó: “La Argentina tiene, con el petróleo y la minería, dos grandes áreas de negocios que pueden cambiar la concepción histórica de que la zona rica del país era la pampa húmeda y que, por lo tanto, dependemos del resultado de una cosecha o de si llueve o no”.
Pero, indicó, si el país se propone el desarrollo industrial y “propone políticas para que esas empresas puedan crecer en condiciones, podemos encontrarnos con un fenómeno muy virtuoso”.