Franco Colapinto se convirtió este martes en el primer argentino en competir en Fórmula 1 en 23 años. Sus padres, Aníbal Colapinto y Andrea Trofimczuk, tomaron el logro histórico como propio y se emocionaron hasta las lágrimas al hablar de los duros momentos que pasaron hasta que el joven piloto sea cofirmado para correr en la máxima categoría del automovilismo. “Es muy fuerte porque uno sabe lo que costó llegar hasta ahí”, comentó Colapinto emocionado en Radio Rivadavia.
La decisión se anunció luego de que la escudería Grove interrumpiera el contrato del piloto de Williams, Logan Sargeant, por el accidente que sufrió en Países Bajos. El nombre de Colapinto figuraba como uno entre varios. “Había otros pilotos muy importantes con presiones de distintos lados, con más experiencia que Franco o que ya habían corrido en Fórmula 1. Era una posibilidad de cuatro”, comentó su padre. Finalmente, Williams eligió al joven piloto y le dio la posibilidad de ser el segundo argentino en conducir para el equipo británico después de Carlos Reutemann.
Aníbal Colapinto advirtió, ya antes de comenzar la entrevista, su emoción por la situación: “Si se me traba un poco la lengua o se me escapa una lágrima, sepan entenderme”. Ese momento no tardó en llegar al recordar el gran esfuerzo detrás del logro de su hijo. “Es muy fuerte… Es fuerte porque uno sabe lo que costó llegar hasta ahí. Llegar hasta la Fórmula 1 es muy difícil y más para un sudamericano y un argentino. Y que lo haya logrado Franco es una emoción”, dijo entre lágrimas.
Franco Colapinto to race for the remainder of the 2024 season.
— Williams Racing (@WilliamsRacing) August 27, 2024
Lo mismo ocurrió para su madre, Andrea, al recordar el llamado de Franco luego de que terminara de firmar el contrato. “El momento que firmó, me dijo: ‘Ma, acabo de firmar’… [pausa para llorar] Súper lindo porque es un sueño. Todos sabemos que es muy difícil llegar ahí. Es prácticamente increíble. No caigo todavía y a él le pasa un poco lo mismo. Hablamos más tarde y me decía ‘cómo se hizo realidad, ma’”, detalló en TN. Después, agregó, se vieron las caras y lloraron juntos: “Todavía no lo puedo creer y, hasta el momento que lo vea subido a un auto, me va a seguir costando entender lo que está pasando”.
La historia detrás de la pasión
Aunque Franco mostró interés por el automovilismo desde muy pequeño gracias a su padre, el verdadero desafío lo afrontaron a sus 14 años, cuando una fábrica de kartings de Italia quiso contratarlo y decidió mudarse al país, solo, sin conocer el idioma y durmiendo en un departamento arriba de la fábrica. “Hasta el día que lo dejé me llegué a cuestionar si estaba bien lo que hacía o no. Le dije ‘Franco si queres nos volvemos’. Él me dijo ‘la voy a pasar mal los primeros meses, pero esto es lo que yo quiero, así que si vos me bancas…’. Yo le dije: ‘Yo te banco con la vida’”, relató su padre.
Su madre no parecía estar de acuerdo al comienzo con la decisión. “Fui reticente. Fue un momento donde habían pasado bastantes accidentes que nos tocaron muy de cerca dentro del deporte… Guido Falaschi [piloto argentino que falleció en 2011]. Me resistí un poco. El deseo también venía de su papá que siempre estuvo rodeado de fierros y el mundo del automovilismo. Yo no podía distinguir si era algo realmente de Franco o si traía la mochila que le dejamos a nuestros hijos”, explicó.
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“A los 4 años le compré su primer cuatriciclo, después empezó a andar en karting y yo tenía un equipo de turismo carretera y venía a todas las carreras conmigo”, recordó. Aníbal Colapinto. Aún así, la pasión personal de Franco se notaba, especialmente su amor por sus ídolos, como Fangio. “Un día la bibliotecaria del colegio le dio un libro porque siempre hablaba de las carreras y le dijo ‘yo te voy a prestar este libro, pero no te lo podés llevar, lo tenés que leer acá en el colegio’. Y un día Andrea, la mamá, me dijo que hable con Franco porque al parecer no salía en los recreos. Después me entero que no salía porque se quedaba leyendo el libro, que era sobre la historia de Fangio”, rememoró.
“En el momento que descubrí que era una pasión de él y era infrenable, ahí dije: cuando yo sienta que él realmente tiene consciencia del riesgo que implica, yo lo voy a dejar. Esa fue mi convicción interna”, señaló Andrea.