En 1939, Judy Garland, con apenas 16 años, se calzó un par de icónicos zapatos de rubí para interpretar a Dorothy Gale en “El Mago de Oz”, un clásico que marcó un antes y un después en la historia del cine. Estos zapatos, más allá de ser un accesorio cinematográfico, se convirtieron en un símbolo eterno de esperanza, magia y nostalgia, evocando recuerdos de generaciones enteras. Décadas después, su importancia no solo se mantiene, sino que ha alcanzado un estatus legendario, como lo demuestra su venta por una cifra récord en una reciente subasta.
Sin embargo, detrás de su brillo y glamour, los zapatos de rubí esconden una historia sorprendente, repleta de giros inesperados. Desde un robo audaz hasta su recuperación en un operativo liderado por el FBI, estos zapatos han pasado de ser un objeto de utilería a convertirse en un tesoro cultural invaluable, rodeado de misterio y fascinación.
En 2005, los zapatos de rubí desaparecieron del Museo Judy Garland, ubicado en Grand Rapids, Minnesota, ciudad natal de la actriz. Durante una madrugada de verano, un ladrón rompió el vidrio del estuche donde se exhibían y escapó con los zapatos, dejando atrás un vacío no solo en el museo, sino también en la comunidad que celebraba a Garland a través de su festival anual.
El responsable, Terry Jon Martin, confesó años después que cometió el robo creyendo que los zapatos estaban adornados con piedras preciosas reales. Según declaraciones de su abogado, Martin, entonces de 77 años, buscaba ejecutar un “último golpe” inspirado por un conocido que le sugirió la idea. Además, las investigaciones apuntaron a otro implicado, Jerry Hal Saliterman, señalado como intermediario en el delito.
El robo no solo conmocionó a los fanáticos de El Mago de Oz, sino que también generó intriga en torno al par de zapatos desaparecido. Durante 13 años, el destino de los zapatos permaneció envuelto en un misterio que fascinaba a coleccionistas y cinéfilos por igual, según CBS News.
La operación del FBI y el retorno de los zapatos
La historia dio un giro dramático en 2018, cuando el FBI anunció la recuperación de los zapatos tras un operativo encubierto. Aunque los detalles precisos de la operación no se hicieron públicos, las autoridades confirmaron que los zapatos estaban en buenas condiciones, lo que representó un alivio para los responsables del museo y para los admiradores de Garland.
La recuperación también trajo consigo un proceso legal complejo. Michael Shaw, coleccionista y antiguo propietario de los zapatos, desempeñó un papel fundamental al reclamar el par perdido. El regreso de los zapatos marcó un momento crucial para el museo y para la comunidad de Grand Rapids, que había luchado incansablemente por preservar este legado único.
La subasta y un precio histórico que reafirma su valor cultural
Este sábado, los zapatos de rubí se vendieron por un precio asombroso de 32,5 millones de dólares durante una subasta que atrajo la atención mundial. La venta incluyó una prima de comprador que elevó el valor total, consolidando a los zapatos como uno de los objetos más caros jamás asociados al cine.
El Museo Judy Garland, aunque no logró adquirirlos, fue parte activa de los esfuerzos para garantizar que los zapatos permanecieran en el dominio público. Organizó campañas de recaudación de fondos y recibió apoyo legislativo, como un aporte de 100 mil dólares por parte de los representantes de Minnesota. Este esfuerzo colectivo subrayó la importancia de los zapatos como símbolo cultural y su conexión con la historia de Garland.
En la misma subasta, otros objetos de El Mago de Oz, como el sombrero de la Bruja Mala del Oeste, también encontraron nuevos propietarios, reforzando el interés por esta película clásica.
El legado eterno de los zapatos de rubí y “El Mago de Oz”
En los últimos años, el estreno de nuevas interpretaciones de la historia, como la película basada en el musical de Broadway “Wicked”, ha revivido el interés por los objetos originales de El Mago de Oz. Este fenómeno ha permitido que nuevas generaciones se acerquen a la magia y los mensajes atemporales de la película de 1939.
Los zapatos de rubí, en particular, han trascendido su papel en el cine para convertirse en un ícono cultural inmortal. Más allá de su brillo escarlata y su conexión con Dorothy, representan la esperanza y el poder de creer en la magia, una idea que resuena profundamente incluso en la actualidad.
Un símbolo que perdura en el tiempo
A lo largo de los años, los zapatos de rubí han sido mucho más que un accesorio cinematográfico; se han consolidado como un emblema de la era dorada de Hollywood y un testimonio del impacto cultural de El Mago de Oz. Desde su creación como un par de zapatillas de diseño único hasta su regreso triunfal tras años de incertidumbre, su historia sigue capturando la imaginación de quienes buscan inspiración en los sueños y la perseverancia.