Apenas un puñadito de días han transcurrido desde que se activó la convivencia forzada entre más de veinte desconocidos. Esos ávidos por alcanzar la fama ya transitaron por más de una semana, entre las paredes del claustro de Gran Hermano, para generar los primeros conflictos.
En este tiempo exiguo se activaron enfrentamientos, gritos, disputas y también tensiones románticas. En este último apartado, Renato consideró que late una especie de atracción con Martina y le imploró a la producción que lo ayuden con su idea de conquista.
Resulta que el peruano le habló a las cámaras y explicó su inentendible proyecto personal para captar a su compañera: “Le he pedido al Big que me de unas flores amarillas. Las voy a tener escondidas, voy a decirle a Martu y le voy a dar un besito. Va a ser una sorpresa”.
Esa iniciativa llegó a los oídos de la participante, que inmediatamente al enterarse de esta situación explotó en un ataque de nervios y le aseguró a Lourdes y Chiara su decisión irrevocable para desbaratar las intenciones: “Me voy a alejar. No, no, no. Le pidió permiso a Luca, que flashea”.
MARTINA RECHAZÓ A RENATO
Enajenada, la blonda analizó la movida de Renato y confirmó que no existe ni un ápice de feedback: “Primero, ¿qué tiene que ver? Segundo, dijo que estaba a full conmigo, se armó una peli en la cabeza que nada que ver. Me voy a alejar un poco porque no quiero”.
Embroncada por esa reacción unilateral del peruano, esa lectura absolutamente errónea de su tipo de relación, Martina lo definió con palabras duras: “Es un chiste esto, está loco. No quiero”. Y además confirmó su conectividad química con otro hombre: “Toda la casa sabe que me gusta Luca. Me muero de vergüenza”.