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23-02-2025 Vol 19

Nueva investigación: Ozempic, la droga para adelgazar, también puede reducir las ganas de tomar alcohol

NUEVA YORK.– Algunas personas que toman drogas como Ozempic, la semaglutida en su presentación para bajar de peso, notaron un inesperado pero bienvenido efecto secundario: toman menos alcohol.

Un estudio publicado ayer ofrece la evidencia más contundente hasta el momento de que no se trata de casos anecdóticos, o de un efecto placebo: los investigadores descubrieron que la semaglutida, la sustancia activa de medicamentos como el Ozempic o Wegovy para bajar de peso, de hecho también podría reducir la acuciante necesidad de consumir alcohol. Se trata del primer ensayo controlado aleatorio sobre la relación entre la semaglutida y el consumo de alcohol.

El estudio hizo un seguimiento de 48 casos que cumplían el criterio de “trastorno por consumo de alcohol” (TCA, por su sigla en inglés), un desorden que se caracteriza por la dificultad de la persona para controlar su consumo de bebidas alcohólicas. La mitad de los pacientes recibieron dosis bajas de semaglutida y a la otra mitad se les administraron dosis de una sustancia placebo. Los participantes pasaron dos horas en una sala de laboratorio abastecida con todas sus bebidas alcohólicas favoritas: una vez, antes de empezar a recibir la droga, y otra vez después de haberla recibido. Los participantes del estudio también tuvieron que informar cuánto alcohol consumieron cada día durante nueve semanas.

Los que recibían semaglutida también informaron haber tenido menos días de consumo excesivo de alcohol que quienes tomaban el placebo y

Los que recibían semaglutida siguieron bebiendo con tanta frecuencia como quienes recibían el placebo, pero promediando el segundo mes del estudio, algunos de los que recibían el fármaco notaron que los días que consumían alcohol tomaban un promedio de casi 30% menos, en comparación con una reducción de apenas el 2% entre los que recibían la sustancia placebo. Además, los que recibían semaglutida también informaron haber tenido menos días de consumo excesivo de alcohol que quienes tomaban el placebo y dijeron sentir una disminución notable de su necesidad o ganas de beber alcohol.

Los efectos de la droga sobre el consumo de alcohol fueron mayores de lo esperado por los científicos, dados los datos previos que tenían de otras medicaciones para controlar el trastorno por consumo de alcohol, según señala Christian Hendershot, director de investigaciones clínicas del Instituto para la Ciencia de la Adicciones de la Universidad del Sur de California y autor principal del nuevo estudio.

Hay tantas investigaciones sobre la relación entre la semaglutida y el alcohol “que es muy difícil mantenerse al día”, dice W. Kyle Simmons, profesor de farmacología y fisiología de la Universidad Estatal de Oklahoma, que actualmente dirige otro ensayo clínico sobre los efectos de ese fármaco sobre el alcoholismo.

Una de esas investigaciones, publicada el mes pasado, analizó los registros de más de 2 millones de diabéticos que recibieron tratamiento a través del Departamento para los Asuntos de los Veteranos del gobierno norteamericano. Ese estudio reveló que los diabéticos que tomaban algún fármaco de la familia del Ozempic tenían menos riesgo de desarrollar trastorno de adicciones –incluido el consumo de alcohol– que quienes tomaban otro fármaco para la diabetes.

Y en mayo pasado, un estudio hizo una revisión de una gran base de datos de registros médicos y descubrió que las personas que tenían trastorno por consumo de alcohol y también obesidad o diabetes tipo 2 y tomaban semaglutida, tenían menos probabilidades de tener una recaída en sus desórdenes de consumo.

Los investigadores especulan que el efecto de Ozempic podría extenderse a una gran variedad de conductas adictivas

Joseph Schacht, profesor adjunto de psiquiatría de la Universidad de Colorado, que también está realizando un estudio sobre la semaglutida y las ganas de tomar alcohol, señala que la ciencia todavía no pudo determinar por qué el fármaco reduce el deseo de tomar.

Una de las hipótesis principales es que el fármaco afecta el así llamado “circuito de recompensa” del cerebro. En pocas palabras, así como la semaglutida puede hacer que la comida parezca menos atractiva, también puede hacer que el alcohol resulte menos atractivo. Además, los estudios en animales demostraron que los fármacos de la familia de la semaglutida parecen inhibir la liberación de dopamina asociada con el consumo al alcohol, lo que en teoría podría reducir las ganas de beber.

“Creo que va a convertir a las personas con problemas para controlar su consumo de alcohol en personas que potencialmente puedan controlarlo”, afirma Schacht.

Otras conductas adictivas

Los investigadores especulan que el efecto podría extenderse a una gran variedad de conductas adictivas. Eso podría explicar por qué el pequeño subconjunto de personas del estudio que eran fumadoras y recibieron semaglutida experimentaron también una mayor disminución en la cantidad promedio de cigarrillos que fumaban cada día, en comparación con quienes recibieron el placebo.

Pero aún quedan varias incógnitas sobre la relación entre la semaglutida y el alcohol; entre otras, si el medicamento puede ser seguro y efectivo para las personas que tienen trastorno por consumo de alcohol pero no obesidad o diabetes.

A los fármacos como el Ozempic, los médicos suelen llamarlos “medicamentos para siempre”, porque dejan de funcionar cuando la persona deja de tomarlos. Todavía no está claro si una persona con trastorno por consumo de alcohol necesitaría tomar el medicamento por el resto de su vida, o qué sucedería con su necesidad de beber si deja de tomarlo.

Además, “ningún medicamento funciona para todo el mundo”, recuerda Simmons. Con estudios más amplios, podría determinarse si algunos pacientes con trastorno por consumo de alcohol responden mejor que otros al medicamento. En una publicación conjunta en una revista científica, Simmons, Hendershot, Schacht y varios otros investigadores advirtieron que todavía no existen datos suficientes como para recetar semaglutida para el trastorno por consumo de alcohol.

“Soy optimista, no me malinterpreten”, apunta Simmons. “Pero todavía no estamos en condiciones de recomendarle a la gente que recurre a estos medicamentos para luchar contra sus adicciones”.

Por Dani Blum

(Traducción de Jaime Arrambide)

M.M