La reducción del ritmo devaluatorio no habría alcanzado para desacelerar más la inflación. Por lo menos, no tanto como se esperaba en principio: la expectativa era que el recorte del 2% al 1% mensual que aplicó desde febrero en el avance del tipo de cambio oficial ayudaría a que la velocidad inflacionaria perforara el 2% mensual de manera inmediata.
A la espera del dato oficial que el Indec publicará el próximo viernes, la mayoría de las consultoras económicas privadas estima que el Índice de Precios al Consumidor en febrero fue superior al 2,2% que se registró en enero. Los cálculos apuntan al rango de entre 2,3% y 2,7% mensual.
Los economistas coinciden en que la aceleración inflacionaria del mes pasado se habría explicado principalmente por las subas en la categoría de alimentos. Sobre todo, en los precios de la carne. Por ejemplo, la medición de la consultora EcoGo marcó 2,7% para el IPC general, pero excluyendo a la carne la variación se ubicaría en 1,8%.
El repunte de los precios de los alimentos difuminó el efecto de la reducción del ritmo devaluatorio sobre la evolución de la inflación. También influye el delay que suelen tener este tipo de medidas, por lo que los economistas estiman que todavía no ha impactado de lleno y en los meses posteriores se observaría con mayor claridad en las mediciones.
Bajo impacto, por ahora
El ex ministro Domingo Cavallo advierte que la reducción del ritmo de avance del tipo de cambio oficial, que desde febrero pasó del 2% al 1% mensual, no sirvió para desacelerar la inflación si se miran las mediciones privadas. No obstante, en el último artículo de su blog admite que aún es prematuro para llegar a esa conclusión.
Otros economistas creen que el esquema cambiario sí impactó sobre la variación de precios, pero la aceleración en ciertas categorías en las que el tipo de cambio tiene baja inferencia hizo que el efecto no se sintiera claramente en el nivel general del IPC. Además, afirman que el impacto no es inmediato y próximamente debería sentirse más.
“El IPC de marzo debería venir mejor, porque ya le impacta más de lleno la baja del crawling peg y no debería tener el efecto de la carne y la baja de derechos de exportación también le llega más diluido. Lo malo es que en marzo hay presión en el rubro de educación. A priori, el dato debería ser igual o mejor”, afirma el economista Gabriel Caamaño.
Adrián Yarde Buller, líder de research de Facimex, destaca dos puntos: por un lado, el efecto de la desaceleración del ritmo devaluatorio sobre la inflación tiene un rezago; por otro lado, la dinámica de la desinflación no necesariamente será siempre lineal, como ya se observó en el último año, por lo que algunos meses puede acelerar y luego continuar con la tendencia bajista.
“Es normal tener momentos en los que el proceso de desinflación entra en cierta pausa y otros en los que toma mayor velocidad. Lo importante es mirar la tendencia y en eso las perspectivas continúan siendo de desaceleración de la inflación. El efecto de la baja del crawling peg debería ser más claro a partir del segundo trimestre”, sostiene Yarde Buller.
Camilo Tiscornia, director de C&T, afirma que el efecto del menor ritmo devaluatorio se sintió parcialmente en febrero en productos de electrónica e indumentaria y estima que este mes podría ser más notorio. Sin embargo, advierte que nuevamente no se observará con claridad en el IPC general, debido a la presión en los rubros de educación y transporte.