Las acciones criminales del Ejército de Liberación Nacional (ELN) cometidas en Norte de Santander (región del Catatumbo), llevaron al presidente Gustavo Petro a suspender las negociaciones de paz con la guerrilla. Esto, varios meses después de que políticos y diversos sectores del país solicitaran al Gobierno nacional levantarse de la mesa de diálogos.
El grupo armado violó varias veces el acuerdo de cese al fuego bilateral y las conversaciones pasaron por momentos de crisis, pero, se mantuvieron, hasta que el ELN atentó contra la vida de decenas de personas en varios municipios de Norte de Santander. Los reportes indican que por lo menos 80 personas han sido asesinadas en el Catatumbo.
Ahora puede seguirnos en Facebook y en nuestro WhatsApp Channel.
Según el alto comisionado para la Paz, Otty Patiño, el manejo que se tuvo con la guerrilla desde el Gobierno nacional no fue el mejor. Desde su perspectiva, hizo falta más dureza. “Por lo menos, hubiese sido un poquito más duro en el tratamiento con ellos (el ELN)”, indicó, en conversación con la revista Semana.
Asimismo, aseguró que siempre respetó las decisiones del presidente Gustavo Petro al respecto, puesto que mantenía la esperanza de que la situación mejorara: “Es una persona muy generosa que prefiere la esperanza sobre el escepticismo”, aclaró. Sin embargo, por su parte, confesó que desde hace varios meses empezó a sentir desconfianza por la organización criminal, con respecto a su voluntad de paz.
“Les perdí la fe. Un proceso es un acto de fe. Creí que era una organización revolucionaria, una organización nacional y no binacional, que era una organización decente y no de narcos, creí que su objetivo político era noble, les creí, a pesar de que hubiesen cometido muchos errores”, añadió.
Afirmó, además, que pensó que la organización ilegal mantenía su palabra y que cumplía con ella, sin recurrir al engaño, comprometiéndose falsamente a actuar de buena fe. No obstante, los hechos de violencia que han acaparado los titulares han demostrado la falta de compromiso y de honestidad del ELN.
Sin embargo, aclaró que, el hecho de que los diálogos de paz con la guerrilla hayan quedado suspendidos, no significa un retroceso en el proceso que está adelantando el Gobierno, sino un avance, puesto que ahora se tiene claridad sobre las verdaderas intenciones del grupo armado. Se sabe que no existe un compromiso con la paz por parte de una sección de ellos. Asimismo, destacó los esfuerzos de la administración de Gustavo Petro en otros procesos de paz.
“Creo que lo que estamos haciendo en otros procesos va bien, avanzamos, no con la velocidad que uno quisiera, pero avanzamos. Incluso con el ELN avanzamos; esto que pasó con el ELN fue un avance, en el sentido de que por fin nos damos cuenta de que hay un mando de esa guerrilla que no quiere la paz”, precisó.
Desde su perspectiva, un proceso de paz no avanza si no se tiene conocimiento y certeza sobre lo que esperan todas las partes de la mesa de negociación sobre el mismo. Con el paso del tiempo, el Gobierno identificó que, por ejemplo, una parte de las disidencias de las Farc comandadas por alias Iván Mordisco aprovechó el cese bilateral al fuego para expandirse y fortalecerse.
No obstante, hay incertidumbre en algunas conversaciones de paz, como por ejemplo con la Segunda Marquetalia. “No sabemos si Iván Márquez está vivo o muerto y si la figura de él está siendo usada por una gente, pero lo más significativo de ellos es que la gente que está en Nariño y Putumayo, y el negociador designado por Márquez, Walter Mendoza, quieren seguir en el proceso”, detalló.