En los últimos años, el consumo de suplementos nutricionales creció de manera exponencial, impulsado por la influencia de las redes sociales y la promoción de sus supuestos beneficios para la salud a través de los influencers. Sin embargo, expertos en nutrición y medicina advierten que muchas de estas prácticas carecen de sustento científico y pueden representar riesgos innecesarios para la salud. Uno de los comprimidos más populares es el magnesio, un mineral esencial para diversas funciones del organismo, pero cuya suplementación no siempre es necesaria ni recomendable sin un diagnóstico de deficiencia.
Algunas de las presuntas propiedades beneficiosas de este mineral están relacionadas con la mejora del sueño, la reducción del estrés y la prevención de calambres musculares. Sin embargo, Luis Frechoso, dietista deportivo y vicesecretario del Consejo General de Colegios Oficiales de Dietistas-Nutricionistas, advirtió en una entrevista a CuidatePlus que la mayoría de las personas pueden obtener la cantidad necesaria de este mineral a través de una dieta equilibrada, sin necesidad de recurrir a complementos.
El magnesio es clave en más de 300 reacciones bioquímicas dentro del cuerpo humano. Sus funciones incluyen la regulación del sistema nervioso, la producción de energía celular, la síntesis de proteínas y el mantenimiento de la función muscular y ósea. Además, juega un papel estructural en el ADN y en la actividad de numerosos neurotransmisores.
Entre los alimentos ricos en magnesio se encuentran los frutos secos (almendras, pipas de girasol y pistachos) cereales integrales (avena, arroz integral, quinoa), legumbres (lentejas, porotos, soja), verduras de hoja verde (espinacas, acelgas) y pescados como la caballa y el salmón. Una alimentación variada y saludable es suficiente para cubrir las necesidades diarias de este mineral en la mayoría de la población.
¿Cuándo es necesario suplementar y qué riesgos conlleva el exceso de magnesio?
El déficit de este mineral puede deberse a ciertas condiciones médicas, como enfermedades gastrointestinales crónicas (Crohn, celiaquía no controlada), desnutrición, dietas excesivamente restrictivas o el uso prolongado de ciertos fármacos. En estos casos, bajo supervisión médica, la suplementación puede estar indicada para prevenir síntomas como debilidad muscular, fatiga, calambres y alteraciones neurológicas.
Sin embargo, el consumo indiscriminado de suplementos de magnesio sin una necesidad real puede provocar efectos adversos como diarrea, náuseas y vómitos. En casos más graves, una ingesta excesiva de este mineral puede generar arritmias cardíacas e incluso riesgo de paro cardíaco, según advierte la Oficina de Suplementos Dietéticos de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos.
El auge de la suplementación sin justificación médica responde a la tendencia de buscar soluciones rápidas para mejorar la salud y el rendimiento físico. Sin embargo, los expertos recalcan que estos productos no deben sustituir una dieta equilibrada ni utilizarse como prevención sin evidencia de un problema real en el organismo.
Los deportistas, por ejemplo, pueden presentar necesidades superiores de magnesio debido a una mayor pérdida por sudoración, pero esto suele compensarse con una alimentación adecuada. Solo en casos específicos, como deportes de resistencia extrema o condiciones climáticas adversas, podría ser necesaria una suplementación, siempre bajo indicación profesional.