¿Por qué volar parece ser cada vez más peligroso? La opinión de los especialistas

 En los últimos años, la percepción de que volar se volvió más peligroso ganó terreno entre los pasajeros a nivel global. Especialistas en el tema aseguran que esto es así por distintos motivos.

Conocé por qué volar es más peligroso que hace algunos años y qué sucederá a medida que cambie el planeta.

Viajar en avión es más peligroso que hace algunos años. (Foto: Freepik)

¿Cuáles son los motivos por los que es peligroso viajar en avión?

Debido al cambio climático, viajar en avión es más peligro que hace algunos años. Hay cinco motivos por los que usar este medio de transporte se volvió más inseguro:

  • El aumento de las turbulencias
  • Daños por tormentas en los aviones
  • Pistas de aterrizaje inundadas
  • Olas de calor que afectan el despegue de los aviones
  • Los vientos hacen más lentos los vuelos

Peligros de viajar en avión: el aumento de las turbulencias

La seguridad aérea se enfrenta a desafíos cada vez mayores debido a los efectos del cambio climático, según destaca Paul D. Williams, profesor de ciencias atmosféricas en la Universidad de Reading citado en un artículo de National Geographic. 

Su investigación señala un incremento notable en la frecuencia y severidad de las turbulencias de aire claro, particularmente sobre el Atlántico Norte. “Desde 1979, cuando comenzaron las observaciones por satélite, las turbulencias severas en esta región han aumentado un 55 %”, explica.

Proyectando hacia el futuro, este problema podría intensificarse: “Para la década de 2060, podríamos estar viendo un aumento de hasta el 180 % en incidentes de turbulencia severa, lo que casi triplicaría los espacios aéreos afectados”.

Los investigadores atribuyen este fenómeno a la aceleración de los vientos en las corrientes en chorro, una consecuencia directa del calentamiento global.

Daños por tormentas en los aviones

Además, el cambio climático está provocando extremos más marcados en las temperaturas y un aumento en la frecuencia e intensidad de las precipitaciones. 

La Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA) observó un incremento “sustancial” en las precipitaciones extremas desde la década de 1980, con variaciones significativas según la región. 

Estos cambios climáticos afectan la visibilidad durante los vuelos debido a las lluvias intensas, pero también aumentan el riesgo de tormentas de granizo de mayor tamaño y, por ende, de más daños potenciales. 

Inundación en las pistas de aterrizaje

El aumento del nivel del mar también presenta un peligro para la infraestructura aeroportuaria. Un estudio de 2021 citado por National Geographic reveló que 100 aeropuertos alrededor del mundo están situados por debajo del nivel del mar, lo que los expone a un riesgo de inundación que podría aumentar hasta 69 veces para el año 2100. 

Incluso los aeropuertos que no están en zonas de bajo nivel pueden experimentar inundaciones en las pistas de aterrizaje debido a tormentas más intensas y frecuentes, así como a un aumento generalizado en los niveles de precipitación. 

Las turbulencias severas aumentaron en un 55% en el Atlántico Norte desde 1979. (Foto: Freepik)

El calor genera problemas en los aviones

 Las olas de calor y el aumento generalizado de las temperaturas también presentan un desafío significativo para la aviación. La capacidad de despegue de los aviones se ve comprometida por el aumento de las temperaturas, un fenómeno que impacta directamente la aerodinámica necesaria para el vuelo. 

La sustentación depende de la densidad del aire, que disminuye a medida que el aire se calienta y expande. Esto resulta en la necesidad de más espacio en las pistas y restricciones en la carga útil de las aeronaves, complicando las operaciones de despegue en días particularmente calurosos. 

Los vuelos son cada vez más lentos

 las investigaciones del equipo de Paul D. Williams resaltan cómo la intensificación de las corrientes en chorro afecta negativamente los vuelos hacia el oeste. 

Los vientos contrarios más fuertes provocados por estos cambios en las corrientes aéreas hacen que los viajes sean más lentos y menos eficientes energéticamente, lo que lleva a un aumento en el tiempo de vuelo.

Mientras que los vuelos hacia el este pueden beneficiarse de tiempos de viaje reducidos gracias a vientos de cola más intensos, los viajes hacia el oeste sufren retrasos significativos, equilibrando la balanza y aumentando las incomodidades para los viajeros.