Preocupado y con apuro, Milei buscó hacer control de daños con el veto a la ley de recomposición de las jubilaciones

Javier Milei y su equipo económico
El presidente Javier Milei junto con su equipo económico antes de anunciar que va a vetar la ley de movilidad jubilatoria

Nadie en el Gobierno intentaba, siquiera, disimular que habían sufrido un fuerte revés con la aprobación de la ley de jubilaciones en el Senado. A sabiendas de que Javier Milei se vería obligado a aplicar su primer veto presidencial sobre un tema por demás delicado, en la Casa Rosada evaluaron largamente distintos modos de controlar daños. Finalmente, se inclinaron por mostrar una foto del Presidente sonriente y confiado con su equipo económico, junto a un comunicado por escrito, relativamente corto, para ratificar el rumbo fiscal, entre críticas a la “clase política”.

La imagen y el texto difundidos anoche fueron el corolario de largas horas de evaluaciones sobre la manera más conveniente de cortar de cuajo las especulaciones y evitar que el tema creciera. El Ejecutivo se había adelantado ayer al mediodía con una primera aproximación ante la opinión pública, cuando el propio Milei exhibió su furia contra los “degenerados fiscales” por redes. Y luego tanteó reacciones a través de la Vocería. Mientras la Cámara de Senadores de la Nación aún trataba las modificaciones en las jubilaciones y el congelamiento de las polémicas dietas de los legisladores, Manuel Adorni advirtió que vetaría “todo lo que vaya en contra del equilibrio fiscal”. Después, durante la tarde, sopesaron el modo y el momento de aplicar ese veto para que se anunciara de la manera menos dolorosa posible para la imagen presidencial.

Preocupados y con apremio, cerca del primer mandatario evaluaron varias posibilidades. Por un lado, midieron las ventajas de que el primer mandatario se dirigiera de manera directa a “la sociedad”, para que escucharan los motivos de la decisión de su boca. No se descartaba, incluso, una cadena nacional, o un mensaje grabado por redes sociales, donde el jefe de Estado, en primera persona, les “explicara” a los argentinos con argumentos económicos por qué daría de baja una norma que a todas luces representaría una mejora para los ingresos de los mayores retirados.

Ese plan tenía doble filo. Por un lado, permitiría “dar la mejor explicación”, dijeron. Pero también asociaría visualmente la antipática medida a la máxima y más atrayente figura de la administración. Con esta segundo factor en mente, en la Casa Rosada le recomendaron a Milei lanzar un mensaje corto, por escrito, a través de X, su red privilegiada. “Con un tuit alcanza. Lo escribe y punto”, dijeron anoche en un alto despacho de la Balcarce 50, deseosos de dar vuelta la página en una semana oscurísima en el escenario legislativo. “Él anuncia todo por ahí. Avanzar por X serviría para restarle importancia”, explicaron.

Finalmente, al filo de la medianoche (una señal de apuro) Adorni informó que el momento y la forma definitivas: sería sin mayores dilaciones, ayer mismo, y por medio de un comunicado formal, que salió a la luz recién una media hora después.

A pesar del enojo con PRO por acompañar la medida (en medio de los dardos de Mauricio Macri, que también ayudó a la caída del DNU de Santiago Caputo con los fondos para la SIDE), se cuidaron de mencionar a su partido. Pero el texto incluyó los habituales, esperables cuestionamientos a “la clase política” y, en particular, al gobierno de Alberto Fernández, con mención especial para su ministro de Economía, Sergio Massa. “Es una medida demagógica para anotarse una victoria política, pero como el Presidente de la Nación ha dicho en innumerables oportunidades, nosotros preferimos decir una verdad incómoda a una mentira confortable”, dice la misiva, que acusó una “estafa moral de todos los partidos políticos”.

Mauricio Macri y Santiago Caputo
Santiago Caputo y Mauricio Macri, enfrentados

En la Casa de Gobierno saben que no hay chivos expiatorios que alcancen para frenar el impacto del primer fracaso post-Bases. Sin embargo, dieron la batalla en público, y volvieron a atacar, aunque prácticamente sin dar nombres, al resto de las fuerzas políticas que apoyaron de manera casi unánime la recomposición de haberes.

Milei evitó firmar el comunicado (que lleva el sello de la “Oficina del Presidente”), pero puso la cara para mostrarse junto su equipo económico ampliado. Además de un sonriente ministro Luis Caputo, posaron en Olivos junto al primer mandatario el diputado José Luis Espert, y los asesores Lucas Llach, Miguel Boggiano, Ramiro Castiñeira, Demian Reidel y Federico Furiase, entre otros. “Confiamos en que los que durante años se han amparado en el cambio no se presten al juego de quienes quieren destruir el programa económico del Gobierno”, dijo Milei para enfatizar que no moverá un ápice el rumbo.

Más allá de las declamaciones, conscientes de que perdieron la pulseada, en Gobierno lamentaban que, además que la derrota en la larga batalla contra el resto de los partidos (incluso los aliados del PRO macrista) el oficialismo se viera aún más embarrado por la multiplicación de ruidos entre los propios libertarios en el Congreso. Tanto entre el Ejecutivo y la presidenta del Senado, Victoria Villarruel, por las dietas de los legisladores y por el propio tratamiento del tema jubilaciones; como al interior del propio bloque violeta en Diputados, donde las rabietas internas se colorearon con el audio filtrado donde se escucha la voz aguda de Lourdes Arrieta discutiendo con sus pares y autoridades de la bancada.

“A esta altura no sabemos si reír o llorar”, dijo un funcionario ayer por la tarde, poco después de escuchar, una y otra vez, los incómodos audios que circulaban por redes sociales. El diagnóstico generalizado es que al Gobierno se le terminó el “veranito” que le propició el affaire de Alberto Fernández, el peor escándalo post-derrota del gobierno anterior, que aún afecta exclusivamente a la oposición K, pero que dejó de copar por completo la agenda pública como ocurrió durante las últimas dos semanas.

Mientras los errores políticos del oficialismo vuelven a estar en el candelero, Santiago Caputo, tercer miembro del “trípode de hierro” de la Casa Rosada junto a Javier y Karina Milei, está ausente de la Casa Rosada desde el lunes. Recluido en el Sur, el estratega deja que crezcan las suspicacias sobre su ausencia. En su entorno aseguran que viajó para tomar unas vacaciones familiares. Pero hay quienes atribuyen su distancia a la ola de derrotas que se perfilaban para estos días desde la semana pasada, y que efectivamente ocurrieron.

Para defenderlo, algunos fieles deslizaban que esos reveses se produjeron, justamente, a raíz de que falta en la administración. “Ocupa muchos lugares de decisión importantes, cuando no está pasan estas cosas”, dijo un fiel ladero de Caputo. Otros creen que se fue para evitar quedar asociado a estas dificultades en territorios que lo afectan directamente, especialmente aquellos vinculados al área de la inteligencia estatal. Por lo pronto, el Presidente no dudó en reunirse nuevamente con su principal enemigo político, Mauricio Macri, pocas horas después de que los diputados amarillos dieran de baja el DNU que asignaba millonarios fondos disrecionales a la SIDE que maneja el consultor. Una señal de que las opiniones de su asesor, muy crítico del ex presidente, si bien escuchadas en la mayoría de los casos, no son -o dejaron de ser- incuestionables para Milei.