Refuerzan el escudo de seguridad presidencial contra potenciales ataques

En línea con la obsesión del presidente Javier Milei de resguardar su intimidad y mantener en línea los mecanismos de seguridad del gobierno, la Casa Rosada reforzó en las últimas semanas los mecanismos de protección de la figura presidencial en paralelo al decreto que aplicó restricciones al acceso a la información pública de los funcionarios.

Bajo el pleno aval de Milei, la Casa Militar que se encarga de la seguridad del jefe de Estado, avanzó con la instrumentación de nuevas medidas de seguridad. El sobre con explosivos que recibió hace dos semanas el titular de la Sociedad Rural Argentina, Nicolás Pino, sumado al recrudecimiento de la violencia en Medio Oriente, fueron datos de alerta para la Casa Rosada que activaron nuevos mecanismos de protección presidencial.

Según revelaron fuentes calificadas del gobierno, el actual esquema de controles de explosivos en la Casa Rosada dispuestos por personal de la Policía Federal junto con la Casa Militar hubiesen impedido que ingrese un sobre como el que recibió Pino. “En el Gobierno ese sobre no pasaba ni el primer anillo de seguridad porque hay perros y detectores que frenan ese tipo de artefactos”, dijo un funcionario del gobierno.

No obstante, la Casa Militar decidió avanzar en la incorporación de nuevas tecnologías para detectar material químico en sobre o correspondencia oficial como el ántrax que se utilizó en Estados Unidos para perpetuar ataques en la Casa Blanca. La idea es sumar tecnologías de aplicación para evitar ese tipo de materiales, aunque en el Gobierno aseguran que no hay peligro actual de un atentado de estas características.

A la vez, se decidió en lo más alto del poder reforzar los mecanismos de seguridad en la Casa Rosada en lo que tiene que ver con drones inhibidores de artefactos u otras aeronaves no tripuladas. Se trata de nueva tecnología que sumó el Gobierno para frenar cualquier tipo de drones que sobrevuelen en las inmediaciones de la Casa Rosada o de la quinta presidencial de Olivos. Estos inhibidores no sólo frenan a los drones sino que evitan que transmitan información.

En esta línea se instaló en el helipuerto de la Casa Rosada el drone Guard Eli 4030 que es un inhibidor que usan las Fuerzas Armadas y tiene un de alto potencial para despejar naves no tripuladas. Y también se inyectarán más fondos para el despliegue de otras herramientas de control aéreo en la Casa Rosada y capacitación para el personal de las Fuerzas Armadas y las fuerzas de seguridad que integran la Casa Militar.

En paralelo, se está trabajando en conjunto desde la Casa Militar con la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA), sobre todo en lo que hace al control de material que ingresa a la Casa Rosada. 

Resguardo a la intimidad presidencial

La seguridad presidencial no es la única obsesión de Milei. También se potenció el resguardo de la intimidad del Presidente con las limitaciones al acceso de información pública de los funcionarios a través del polémico decreto que impuso barreras. Entre otras modificaciones, el decreto que firmó Milei aumenta los criterios de excepción para acceder a la información y establece nuevas definiciones sobre los conceptos de “información pública” y “documento”.

Para justificar ese polémico decreto, en el Gobierno aducen que había quejas del Presidente por la cantidad de “pedidos menores” que llegaban a diario sobre información de la actividad del presidente. “Se pedía desde la marca del té que se sirve en el Gobierno hasta el tratamiento a los perros del presidente”, dijo un funcionario.

En esta misma línea las quejas se trasladaron a la titular de la Agencia de Información Pública, Beatriz Anochorena, una funcionaria que viene del mandato anterior pero que su cargo es intangible y será renovada dentro de tres años por mandato legal. A esta funcionaria la acusan de no filtrar pedidos de acceso y de cierta “inacción”.

Sin embargo, allegados a Anchorena dijeron que todo el trabajo que realiza la Agencia a su cargo está “sujeto a lo que encomienda la ley de acceso a la información pública”.

Hubo un debate interno en la Casa Rosada alrededor de este tema. Según se pudo saber, Milei expresó en varias oportunidades en reuniones de gabinete su malestar y al parecer el tema que fue detonante para avanzar con el decreto que puso restricciones se dio cuando la veterinaria de confianza del Presidente se molestó por la cantidad de periodistas que preguntaban por los perros del jefe de Estado y su situación en la quinta de Olivos.

A partir de allí el presidente encomendó a Santiago Caputo y a María Ibarzabal Murphy, a cargo de la Secretaría de Planeamiento Estratégico Normativo, para la redacción del polémico decreto de restricciones. Hubo algunos funcionarios que alertaron sobre algunos “excesos de limitaciones” que impuso ese decreto. Por ejemplo, en el punto que atañe al resguardo de “papeles públicos” de trabajo hubo ciertos reparos.

Sin embargo, el decreto se firmó igual, luego llovieron críticas y Milei se resguardó en la idea de “resguardo a la privacidad” para evitar que la ciudadanía indague sobre sus actividades puertas adentro de la Casa Rosada o de Olivos.