El “Liberation Day” de Donald Trump del 2 de abril fue el comienzo del “Detonation World”. Ese día pasará a la historia económica y política. Se empiezan a discutir cuestiones hasta entonces sagradas, como el dólar como la moneda principal de referencia o bien los Bonos del Tesoro norteamericano como refugio ante las crisis. El liderazgo de los Estados Unidos en Occidente, el rol de la Unión Europea como aliado o no, y el futuro de China está en discusión. Desandar este camino puede demorar mucho tiempo. En realidad, no se desandará sino habrá que ver donde termina el nuevo rumbo adoptado el 2 de abril por los Estados Unidos.
En medio de esta tormenta, la Argentina transitaba su plan de estabilización. Ya había pasado los principales obstáculos con ajuste fiscal, monetario y la aprobación de leyes en el Congreso que nunca se hubieran imaginado (Bases, Boleta Unica de Papel, etc). ¿Y ahora? Todo obliga a recalcular. Podría decirse que la crisis internacional puede dar pie, servir de excusa, a los cambios en el esquema cambiario. La realidad es que se necesita un “refresh”. No eran pocos los que recomendaban clickear en ese botón antes del “Detonation Day”. Ahora, más que antes.
Vayamos por partes. El BCRA necesita recomponer reservas y el dólar blend ya no tiene justificación. El invento de la gestión de Alberto Fernández para destinar 20% de las divisas de las exportaciones para contener el “contado con liqui” no tiene sentido. Son cerca de u$s 1.500 millones por mes. El acuerdo con el FMI impone metas de acumulación de reservas y el blend (mix del oficial y el “contado con liqui”) conspira con ese fin. Chau dolar blend. Nunca debió existir.
Mañana con el anuncio de la aprobación del acuerdo con el FMI por parte del directorio, se darán a conocer los nuevos postulados en materia fiscal, monetaria (los más fáciles por la ortodoxia oficial) y cambiaria. Este último punto es el gran interrogante. Las bandas de flotación serían las que podrían adoptarse, archivar el crawling peg, con un ancho que no sea el del acuerdo del 2018 sino más angostas. Poner las bandas y no darlas a conocer públicamente, otra versión que estuvo circulando no tiene sentido, dado que las bandas dan previsibilidad. Si se las pone, hay que mostrarlas. Otro opción que impulsó el gobierno en las negociaciones en febrero es abandonar directamente el crawling peg, mantener el cepo pero dejar intervención a discreción del BCRA.

Banco Central de la República Argentina
A los exportadores al eliminarse el dólar blend hay que darles un incentivo para liquidar. ¿Será una baja adicional de las retenciones hasta el 30 de junio? El equipo económico mantiene todo en estricto secreto. Algunas señales estuvieron surgiendo del mercado financiero en las últimas horas. Ayer el BCRA estuvo vendiendo dólar futuro a fin de abril. En teoría si planea un salto cambiario, ello no tiene sentido. Por eso la esperanza de que cualquier movimiento que haya en el mercado del dólar oficial no sea significativo. La semana próxima el Tesoro debe licitar deuda en pesos con vencimientos elevados que lo obligarán a subir tasas en pesos en este contexto internacional.
Ayer el BCRA vendió u$s 165 millones. Es otra muestra de que el statu quo es prácticamente imposible de conservar. Lo positivo de la Argentina ya está descontado porque los desembolsos iniciales del FMI, Banco Mundial y BID por cerca de u$s 15.000 millones ya están casi 100% descontados. En Brasil el real se devalúa y China para peor también desliza su moneda contra el dólar. No es bueno para Argentina quedarse pegado al dólar.
Obviamente, mirando hacia atrás, siempre aparece como mejor alternativa haber tomado medidas cambiarias anticipadas. Es como cuando en las parejas aparece el “yo te dije”- Innecesario. Obviamente hubiera sido mejor liberar el tipo de cambio y cepo cuando la brecha cambiaria era 10% o menos y la inflación se arrimó al 3%. Pero es difícil tomar decisiones cuando en el plano político argentino siempre hay intereses desestabilizadores. Enfrente de quienes administran política económica hay tiburones que desean caídas y no del mercado. Cualquier debilidad, un salto inflacionario aunque pequeño, embestidas difíciles de contener. También podría haberse permitido subir al dólar oficial el 17,5% que dejó habilitado la eliminación del impuesto PAIS. Pero el gobierno eligió acelerar la baja de inflación.
Cuando las cosas funcionan es difícil realizar cambios. Sino basta ver lo sucedido con la Convertibilidad, que bien pudo haberse decidido abandonarla al momento de la crisis del sudeste asiático en 1997 o de la devaluación de Brasil en enero de 1999. Pero claro, es simple analizarlo viendo lo que sucedió después. Lo que está claro, de nuevo, es que cuando las cosas funcionan es difícil realizar cambios.
Ayer quedó de manifiesto que la guerra comercial es entre China y Estados Unidos. Los demás juegan un rol secundario. Y que detrás, no está sólo el comercio. Donald Trump puso de manifiesto y anticipó el enfrentamiento entre las dos economías que se llevan el 45% del PBI mundial. Hola recesión mundial. Hola inflación mundial. Tanto tiempo que no se las veía. Todos los días, como en cualquier guerra, son decisivos y aportan novedades. Ayer las cotizaciones marcharon en una montaña rusa. EE.UU. quiere beneficiar a Main Street contra Wall Street. Pero los jubilados norteamericanos ahorran en Wall Street. Y las hipotecas se mueven en función a las tasas de Wall Street. Las dos calles están conectadas. No corren paralelas. China tiene armas financieras como los bonos del Tesoro de EE.UU. para vender. Y puede aplicar mini devaluaciones. Lo que está claro es que todos pierden. Algunos más que otros. Como en toda guerra.