El oportuno giro de los gobernadores radicales, que ahora no quieren aprobar la boleta única de papel, y de la mano del apoyo de los otros bloques dialoguistas la vicepresidenta Victoria Villarruel logró neutralizar, al menos por una semana, la ofensiva opositora en el Senado que pretendía sancionar la ley de financiamiento de las universidades nacionales, que Javier MIlei prometió vetar, y el rechazo definitivo al DNU que inyectó $100.000 millones en fondos reservados a la SIDE que controla el asesor presidencial Santiago Caputo.
“Queríamos evitarle una derrota al Gobierno. No estaban los votos para boleta única y para nosotros ese tema es importante”, afirmaron voceros de Villarruel para explicar la postergación de la sesión para el jueves de la semana próxima.
El kirchnerismo insistió con que la Cámara alta sesione este jueves para tratar los temas que complicaban al Gobierno, pero se encontró con la negativa del resto de los bloques participantes en la reunión de jefes de bloque celebrada esta tarde, que pidieron una semana más de plazo para tratar de encontrar un acuerdo en torno a la boleta única para llevarlo al recinto junto a universidades y el decreto de necesidad y urgencia.
El resultado de la reunión de labor parlamentaria fue tomado como un triunfo para la vicepresidenta que le evitó, así, al Gobierno el duro golpe legislativo que implicaba la sanción de la ley que obliga al Poder Ejecutivo a actualizar por inflación el presupuesto universitario y la caída definitiva del DNU de inteligencia, que ya fue rechazado por la Cámara baja hace dos semanas.
El acuerdo que cerró el recinto de la Cámara alta por segunda semana consecutiva fue alcanzado por Villarruel con representantes de los bloques dialoguistas minutos antes de que se realizara el encuentro de jefes de bloques. Allí quedó en claro que no había acuerdo para destrabar el proyecto de ley que instaura el uso de la boleta única de papel por divergencias de última hora.
Desde la vicepresidencia aseguraron que fueron varios los bloques que plantearon diferencias con el texto que ya cuenta con la aprobación de la Cámara de Diputados. Sin embargo, según pudo saber LA NACION, son los gobernadores radicales quienes ahora parecen no querer saber nada con el uso de la boleta única. Un giro copernicano desconocido hasta el momento.