Desde el 19 de abril pasado, varios sectores del departamento cordobés de Marcos Juárez, en el sudeste provincial, no han registrado más de 10 milímetros de lluvia, acumulando, además, con unos 400 mm en lo que va de 2024, casi la mitad de lo que debe llover en todo un año. Estos datos, entre otros, explican la compleja situación que enfrentan los productores en esta región, una problemática que se replica en gran parte del oeste agrícola, justo cuando debería iniciarse la siembra de maíz. En este contexto, la falta de agua comienza a oscurecer el panorama para la campaña gruesa porque hay un retraso progresivo en la siembra del cereal y el trigo sembrado sufre estrés hídrico. Noviembre y diciembre podrían ser los meses de mayor impacto de la “curva” de La Niña, que genera lluvias por debajo de lo normal.
Son muchas las localidades que llevan más de un centenar de días sin lluvias superiores a cinco milímetros. En Río Cuarto ya se han registrado 134 días con esa condición y en Laboulaye 157 días, según datos del INTA. La Bolsa de Cereales de Buenos Aires, en tanto, advirtió en su informe semanal que el avance de siembra es del 10,5% de las 6,3 millones de hectáreas estimadas para esta campaña.
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A pesar de que “buena parte de los núcleos productivos han podido avanzar a buen ritmo”, el informe explicó que “una importante superficie mantiene niveles de humedad por debajo de lo óptimo para asegurar la emergencia”, lo que está comenzando a retrasar las labores de siembra. “De no llover en los próximos 15 a 20 días, podría no cumplirse la intención de siembra temprana en la zona”, dijo. La entidad recortó en 20,3% la siembra de maíz versus el año pasado, pero esto podría ser mayor si no llueve.
Por otro lado, han comenzado “los primeros avances de siembra en el centro y oeste bonaerense”, aunque de manera incipiente.
La gravedad de la situación se reflejó en los mapas de contenido de agua en el suelo publicados en el Informe Agrometeorológico Semanal del INTA: allí Córdoba está completamente marcada en rojo, indicando que tiene menos del 10% de disponibilidad de agua en el oeste, así como en los departamentos de General Villegas, Ameghino, Rivadavia, y parte de Carlos Tejedor, en Buenos Aires, además de algunos del sur santafesino.
En este contexto, la situación para el trigo sembrado empieza a agravarse. Juan Pablo Ioele, del INTA Marcos Juárez, señaló: “Llovió 423 milímetros en lo que va del año, cuando en promedio se deberían haber alcanzado entre 900 y 1000. Así que estamos muy complicados porque, además, esos pocos milímetros se registraron a comienzo de año para la última campaña gruesa. Los trigos ya están sufriendo la falta de agua y nos faltan como mínimo 400 milímetros antes de cerrar el año”. Ioele también destacó que “para estar en condiciones de comenzar con la siembra del maíz, necesitaríamos lluvias de entre 100 y 150 milímetros que recarguen los perfiles del suelo y que salven el trigo”.
En este contexto, la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) publicó una entrevista con el consultor Alfredo Elorriaga, quien analizó la situación a corto plazo. El especialista coincidió en que Córdoba “hace más de 90 días que casi no llueve”, lo que agrava la situación, dado que el invierno y la pasada temporada de “Niño” no aportaron las lluvias necesarias para recuperarse de las tres “Niñas” anteriores. Además, las altas temperaturas, superiores a los 30 °C, y los fuertes vientos de hasta 50 km/h han intensificado el problema.
Vale recordar que la entidad estimó que la producción de maíz para este año alcanzará 52 millones de toneladas, ocupando 8 millones de hectáreas. No obstante, la BCR aclaró que esto está atado a cómo continúe el clima, ya que el déficit de humedad en los suelos se intensifica diariamente, afectando el desarrollo de los cultivos de invierno y retrasando las decisiones para la próxima campaña.
De cara a octubre, el consultor espera que, a pesar de que el fenómeno climático conocido como “La Niña” aún tardará en instalarse, se produzca un cambio en la dinámica atmosférica que permita un escenario más húmedo. En este contexto, Elorriaga indicó que la última actualización de la NOAA reafirma que el mayor impacto de La Niña se dará entre noviembre y febrero. Además, destacó que esta actualización muestra una intensidad menor, con un evento que se aproxima más a ser leve que moderado y de corta duración. Se espera que en abril se alcance un estado de “neutralidad”.
“Para el seguimiento mensual que publica GEA/BCR, se usaron los últimos datos de la NOAA para actualizar la curva que exhibe el impacto que tendría La Niña. La nueva curva reafirma que el mayor impacto se daría entre noviembre y febrero. Hay que destacar que la actualización muestra una intensidad menor, una Niña que está más cerca de ser leve que moderada de corta duración”, dijo.
Respecto al mes que está concluyendo, Elorriaga advirtió que “va a cerrar sin agua”. Solo llovió adecuadamente en Entre Ríos, que recibió entre 20 y 25 mm.