El limón fue uno de los productos estrella de la inflación de noviembre pasado. Según el informe mensual del Indec publicado ayer, el índice general de precios aumentó un 2,4%, pero en el rubro de alimentos, bebidas y otros artículos para el Gran Buenos Aires, el limón registró el mayor incremento: su precio por kilo pasó de $1472,59 en octubre a $2499,79 en noviembre, lo que representó un alza del 69,8%. Esta subida, explicaron referentes del sector en diálogo con LA NACION, se debe a una drástica reducción en la oferta. La producción de esta fruta sufrió graves afectaciones debido a intensas heladas y a la pérdida de unas 15.000 hectáreas de cultivo resultado de años de precios internacionales en declive para sus derivados.
José Carbonell, presidente de la Federación Argentina del Citrus (Federcitrus), explicó: “El precio subió porque bajó mucho la oferta. Venimos de seis años de crisis por la caída de los precios, y este ha sido el peor de todos. Esperemos que hayamos tocado fondo”. En todo el NOA había 60.000 hectáreas destinadas al cultivo de limón y hoy se estima que solo quedan unas 45.000.
Además, las heladas de este año afectaron gravemente la fruta de verano, que debería estar disponible en esta temporada. Carbonell detalló que la zona más afectada por este fenómeno fue la mitad sur de la provincia de Tucumán, lo que implica que “no habrá fruta para el verano ni para el próximo año”. También destacó que el consumo mundial de limón suele aumentar con las altas temperaturas, lo que genera que la demanda en verano supere la oferta. “Esto explica la suba de precios en la Argentina, pero cuando comience la nueva campaña los valores bajarán notablemente”, expresó.
El ciclo productivo del limón en el país comprende entre abril y septiembre. Una pequeña proporción —alrededor del 10%— queda para abastecer el mercado interno durante los meses de noviembre, diciembre y hasta marzo. Sin embargo, las heladas severas de este año afectaron gravemente esa fruta de verano, que hoy es escasa. “Estamos hablando de unas 200.000 toneladas de fruta completa para el mercado interno, que son las que suelen estar disponibles”, añadió Carbonell.
Durante toda la campaña, el mercado interno se abastece con el descarte de empaques de exportación. Sin embargo, este sistema también se vio afectado por la caída de los precios internacionales de los derivados del limón, como el aceite, el jugo y la cáscara.
“El gran fijador de precio es el de fábrica, que surge del aceite, el jugo y la cáscara. En cuanto al aceite, cayó a menos de la mitad de su valor spot. Se llegó a vender el kilo de aceite por menos de 8 dólares, cuando antes estaba entre 16 y 20. El jugo también cayó, de 2760 dólares la tonelada a menos de 800, aunque ahora está empezando a repuntar gracias al aumento del jugo de naranja. La cáscara es lo único que está más estable”, detalló. Con estos números indicó que el productor viene perdiendo plata hace seis años, y eso ha llevado a que se arranquen miles de hectáreas. “Muchas se han destinado a caña de azúcar, nueces, paltas o naranjas, y otras directamente se han abandonado porque no hay capital ni para sacarlas. Arrancar una hectárea cuesta 1000 dólares”, lamentó Carbonell.
La escasez también ha generado un fenómeno inusual: el ingreso de limones importados. “Hay empresas e importadores que comenzaron a traer limón de afuera. Ahora, lo poco que tienen los productores que lograron cosechar algo tiene que competir con el limón egipcio, que está entrando al país”, señaló Carbonell.
El dirigente manifestó preocupación por esta situación: “Los egipcios no tienen fábricas, entonces le ponen toda clase de químicos para mantener la fruta estéticamente ‘linda’, pero sin respetar ninguna norma residual. Por eso pedimos al Senasa que analice la fruta que viene de Egipto porque queremos saber si cumple con las normas de seguridad química del país”.
Por otro lado, destacó que el limón chileno no genera las mismas preocupaciones porque “viene bien” y cumple con las normativas locales. Según datos del Senasa, de Egipto el año pasado para esta época se llevaban importadas unas 174 toneladas de limón, mientras que este año van 123 toneladas.
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Pese a la crisis actual, hay expectativas de una leve mejora para el próximo año. “El repunte en los precios del jugo y la menor oferta de fruta podrían estabilizar un poco la situación. Es difícil estimar cuánta fruta habrá el próximo año, pero será claramente menor”, explicó Carbonell.