Hernán Drago se hizo conocido por su carrera como modelo de pasarela y de campañas hasta que desembarcó en la tevé en la que trabaja actualmente como jurado musical. Pero detrás de un exitoso camino recorrido, ahora reveló el motivo por el que rechazó la posibilidad de personificar a Superman y convertirse en el ídolo de los más chiquitos… y no tanto.
“¿Es verdad que hiciste un casting para hacer Superman?“, le consultó Sebastián Wainraich, conductor de La Noche Perfecta, en El 13 a Hernán, invitado a su programa. “Hace muchos años, si… Lo hice acá, en Argentina, pero era un casting internacional”, comenzó a recordar el ex modelo.
“Pasé ese primer gran casting y quedé… No me acuerdo si eran 7, 8 o 10 de todo el mundo los seleccionados. Y, cuando me dijeron que tenía que viajar a Estados Unidos a la etapa final, decidí que no”, sorprendió Drago en la entrevista sobre su rechazo al importante proyecto laboral que lo pudo convertir en una estrella mundial.
“No era mi sueño, no era mi objetivo. No me quería convertir en actor, no soy actor, ni alejarme de mi país ni alejarme de mi familia. en un momento pensé en hacerlo como experiencia. Y qué iba a decir… que una vez fue Superman para Hollywood y volví. Pero la anécdota vale más de lo que hubiese sido, para mí”, concluyó Hernán, con la simpatía que lo caracteriza.
LA CONFESION MAS INTIMA DE HERNAN DRAGO
“Me ofrecieron plata a cambio de sexo. Eso fue en otro país, en Ecuador. Una mujer. Yo era la imagen de una fragancia internacional y habían sorteado que quienes ganaban un concurso se sacaban una foto con el modelo”, rememoró Hernán, sobre una de las experiencias que le tocó vivir.
“Y habían resultado 10 ganadoras de 2 mil personas que había en el salón. Entonces, mientras yo estaba en el escenario sacando fotos una señora se me arrima y me dice: ´qué bonito sos´, a lo que yo respondo ´gracias´ y ella me dice ´no, gracias no. ¿Podemos hacer algo? ¿Pasar una noche juntos? Por ejemplo´”.
“Le dije que muchas gracias y me dijo que era una mujer adinerada y podía pagar. Después que me dijo que era una mujer adinerada y podía pagar le pregunté de cuánto estábamos hablando. Lo que fue interesante fue cómo aumentó la oferta. Empezó en mil dólares y llegó a diez mil. Ahí cambié el auto”, confió Drago.