La escalada diplomática entre la Argentina y Venezuela alcanzó hoy su punto máximo tras la ruptura de facto -aunque no formal- de las relaciones diplomáticas entre ambos países tras el cierre temporal de la embajada en Caracas. Hasta tanto se revierta la situación y desde el Gobierno aseguran que no será con Nicolás Maduro en el poder, la custodia de la sede, la residencia y los seis opositores asilados en su interior quedará en manos de Brasil.
Sin embargo, no fue una negociación sencilla según pudo reconstruir El Cronista de fuentes de ambos gobiernos. Hasta incluyó un Plan A, un Plan B y contactos a varias bandas en simultáneo, con el reloj corriendo contra el vencimiento del plazo para abandonar el país.
Hoy por la mañana, la Cancillería publicó un comunicado oficializando la salida de los cinco representantes diplomáticos en Caracas y la decisión de delegar la defensa los intereses argentinos en manos de Brasil. Poco después se izó la bandera de Brasil en la misión argentina para sellar ese compromiso. En rigor, fue la foto final de un largo proceso que inició el lunes cuando el canciller de Nicolás Maduro emitió la orden de expulsión.
El martes, la misión venezolana en Buenos Aires había cerrado su embajada con un cartel que informaba que se suspendía la atención consular. Desde el Ministerio de Relaciones Exteriores reportan que sus autoridades ya se volvieron a su país. Dicen que no informaron quién queda al resguardo de los intereses de Venezuela en la Argentina.
Desde su cuenta en X, el canciller venezolano Yván Gil anunció el lunes que retiraba a “todo el personal diplomático de las misiones en Argentina, Chile, Costa Rica, Perú, Panamá, República Dominicana y Uruguay” y exigía una medida recíproca por parte de los siete países: “el retiro de manera inmediata de sus representantes en territorio venezolano”. También cerró sus puentes aéreos con algunos de ellos como Panamá y Dominicana.
#Comunicado %uD83D%uDCE2 Venezuela expresa su más firme rechazo ante las injerencistas acciones y declaraciones de un grupo de gobiernos de derecha, subordinados a Washington y comprometidos abiertamente con los más sórdidos postulados ideológicos del fascismo internacional, tratando… pic.twitter.com/l0dAaNSnEA
— Yvan Gil (@yvangil) July 29, 2024
Para Buenos Aires significaba una complejidad extra: desde el 20 de marzo se alojan en su embajada seis referentes de la oposición venezolana que podían perder la protección del asilo diplomático. Aunque primero el gobierno de Javier Milei debía resolver quién llevaría adelante la representación de los intereses de la Argentina en Venezuela, desde la representación consular -ante cualquier situación que se pueda presentar, incluso administrativa, con una o un ciudadano argentino en Venezuela- hasta la interlocución frente a cualquier conflicto político o con privados.
Brasil fue la primera opción, con el precedente de Itamaraty cumpliendo el mismo rol en 1982 cuando estalló la guerra de Malvinas. Lo sabían los diplomáticos del Palacio San Martín y también del otro lado de la frontera. Desde el PRO sugirieron al gobierno de Milei que acerque posiciones con Brasilia, que entonces demandaba la publicación de las actas antes de avalar cualquier resultado. Es la misma posición que habían adoptado Estados Unidos, la Unión Europea, España, Portugal, Alemania, Colombia y el Reino Unido a esa altura.
Las consultas quedaron en manos del vicecanciller Leopoldo Sahores y el embajador de Brasil en la Argentina, Julio Bitelli, bajo la supervisión de la ministra Diana Mondino. En Brasilia, el diplomático Daniel Raimondi actuó como puente con el canciller Mauro Vieira.
En la cuenta regresiva para la salida de la Argentina, el martes el presidente Luiz Inácio Lula da Silva dio el visto bueno y resolvió la más urgente de las situaciones acerca del resguardo de los bienes y vínculos argentinos. Pero restaba solucionar la suerte de los seis dirigentes de la oposición venezolana ante el temor de que pudieran ser detenidos si quedaban sin ningún tipo de protección.

Del Plan A al Plan B: qué alternativas se barajaban desde Argentina
Magalli Meda, jefa de campaña de la entonces candidata María Corina Machado; Pedro Urruchurtu, coordinador internacional de Vente Venezuela (VV), el partido de la misma dirigente; el exdiputado Omar González; Claudia Macero, referente de Comunicación de VV y el experto electoral Humberto Villalobos ingresaron en marzo a la representación argentina. Alegaron que su vida corría peligro.
En el Ejecutivo sostenían que los seis asilados debían retirarse con el personal de la embajada acorde al artículo 19 de la Convención sobre Asilo Diplomático de 1954 que fija en sus líneas que “si por causa de ruptura de relaciones el representante diplomático que ha otorgado el asilo debe abandonar el Estado territorial, saldrá aquel con los asilados”. Venezuela es no solo Estado-parte sino que acobijó incluso la firma de la declaración aquel año.
La segunda opción, también contemplada en el mismo texto internacional, determinaba que “si lo establecido en el inciso anterior no fuere posible por motivos ajenos a la voluntad de los asilados o del agente diplomático, deberá éste entregarlos a la representación de un tercer Estado Parte en esta Convención, con las garantías establecidas en ella”. Y en el último de los casos “si esto último tampoco fuere posible, deberá entregarlos a un Estado que no sea Parte y que convenga en mantener el asilo” frente a lo cual “el Estado territorial deberá respetar dicho asilo”.
Ante la improbabilidad de conseguir una salida del país con un salvoconducto que gobierno de Maduro ya había negado en el pasado, los negociadores de la Cancillería argentina diseñaron dos hipótesis alternativas. El plan A fue procurar su asilo en una nueva embajada, un escenario que no era sencillo de cumplir a la luz de que no había tantas opciones sobre la mesa y, de hecho, seis misiones se iban a cerrar junto a la de Argentina.
Así que se abrió un nuevo capítulo de diálogo con Brasil pero a la vez se tendieron líneas de contacto con Colombia y México, otros dos países con cuyos líderes el presidente Milei había chocado en el pasado. Confiaban, desde la Cancillería, que los lazos diplomáticos precedentes contrabalancearían cualquier fricción entre sus mandatarios tratándose de una institución humanitaria.
En el medio, hubo un ofrecimiento del canciller de Costa Rica, Arnoldo André Tinoco, quien puso a disposición su país como opción para dar asilo diplomático inmediato. “Costa Rica otorga asilo político a María Corina Machado y Edmundo González, así como a aquellas personas que sufran persecución política en Venezuela, especialmente a quienes están bajo protección de la Embajada Argentina en Caracas”, informó en un tuit en X.
Mensaje del canciller de la República, Dr. Arnoldo André, sobre posibilidad de asilo político para María Corina Machado y Edmundo González. #eleccionesvenezuela2024https://t.co/gi8EBTd4Z9
— Cancillería Costa Rica %uD83C%uDDE8%uD83C%uDDF7 (@CRcancilleria) July 30, 2024
“Nos tomó por sorpresa – confesó una fuente del Gobierno a este medio- Costa Rica no tiene embajada en Venezuela”. El tiempo se agotaba. Decidieron probar con otras misiones, esta vez de Europa. La mayor parte mostró buena predisposición, aseguran, pero una preocupación se repetía de forma inexorable, una para la que no había, en apariencia, plenas garantías: cómo trasladar a los seis asilados y al personal diplomático a cargo, de un punto al otro, sin poner su seguridad en riesgo.
El lunes por la mañana una cuadrilla de la empresa de electricidad Corpoelec cortó el suministro en la residencia de la embajada de Argentina en Caracas. El primero en denunciarlo fue uno de los asilados, Urruchurtu, y pronto se hizo eco la Cancillería argentina. El martes y miércoles, nuevas imágenes inundaron las redes sociales con patrullas de la Policía Nacional en las afueras de la sede diplomática.
“La Argentina repudia el hostigamiento a su sede diplomática en Caracas a partir de la decisión del régimen de Maduro de interrumpir el suministro eléctrico. Al respecto, advierte al gobierno de Venezuela sobre cualquier acción deliberada que ponga en peligro la seguridad del personal diplomático argentino y de los ciudadanos venezolanos bajo protección, recordando la obligación del Estado receptor de salvaguardar las instalaciones de la misión diplomática contra intrusiones o daños y preservar la tranquilidad y dignidad de la misma”, publicó el ministerio comandado por Mondino.

Frente a esa situación, barajaron alternativas para concretar el traslado en autos diplomáticos. “La única ventana de oportunidad era hacerlo en horas del día. Por la noche el riesgo era mucho mayor”, comentó uno de los involucrados en el operativo a El Cronista. No pudieron resolverlo el miércoles y la rendija de oportunidad se esfumó.
Desde Washington publicaron un tuit exigiendo al gobierno de Maduro un salvoconducto para los asilados. No hubo respuesta. Y se pasó entonces al Plan B: los opositores permanecerían en la embajada argentina, bajo el resguardo de Itamaraty si Brasil aceptaba asumir este compromiso. El único temor era que las relaciones con Brasil volvieran a implosionar en Washington: Mondino se preparaba para participar de la reunión de la OEA y era inevitable una colisión con el gobierno de Lula da Silva que empujaba a hacer crecer la abstención para bloquear la resolución de Argentina y otros países contra Venezuela.
“Suponíamos que iban a abstenerse en la votación”, confiaron desde el círculo de la canciller a este medio. Sin embargo, Argentina se quedaba sin opciones, en tiempo de descuento para que se cumpla el plazo para abandonar el país acorde a la orden emitida por el ministerio venezolano. Y todo transcurrió acorde a lo que se calculaba: la votación en la OEA terminó dividida por las 11 abstenciones que reunieron Brasilia y Bogotá, más las cinco ausencias -entre ellas, la de México- con la resolución a solo uno de los 18 votos que necesitaba.
Mondino cuestionó el desenlace. También Milei, Así y todo, los diplomáticos se habían apurado, de uno y otro lado, a cerrar el acuerdo solo unos minutos antes. “Ellos ven las relaciones como Estados y se posicionan como el garante”, explica a El Cronista un diplomático argentino de asiduo trato con Brasil en el pasado y conocedor de la tradición de la escuela de Río Branco. “Nosotros tenemos una mirada más cortoplacista”, se exculpó.
“A partir de este momento y a solicitud del Gobierno argentino, la República Federativa del Brasil se hará cargo de la custodia de los locales de la misión argentina en Caracas”, consignó la Cancillería argentina en un comunicado hoy temprano, minutos antes que Brasil izara la bandera en la representación argentina. Esto incluye “la embajada y la residencia oficial, sus bienes y archivos, así como también, la protección de sus intereses y los intereses de los nacionales argentinos en territorio venezolano”.
Notificaron que la decisión se adopta en los términos del artículo 45, incisos b) y c), de la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas de 1961 y los artículos 8 y 27 de la Convención de Viena sobre Relaciones Consulares de 1963, indica el parte oficial. Respecto a la situación de los seis dirigentes de la oposición que se encuentran bajo protección de la Argentina desde marzo, la Cancillería confirmó que “la custodia de las sedes diplomáticas involucra a los asilados políticos de la oposición venezolana”.
AGRADECIMIENTO A BRASILAgradezco enormemente la disposición de Brasil a hacerse cargo de la custodia de la Embajada argentina en Venezuela. También agradecemos la representación momentánea de los intereses de la República Argentina y sus ciudadanos allí.Hoy el personal…
— Javier Milei (@JMilei) August 1, 2024
También el presidente Javier Milei agradeció a Brasil en un posteo en X. Cualquier transgresión de esa frontera no pasa a ser ahora solo una ofensa contra la Argentina sino también contra Brasil ya que la residencia y la embajada son virtualmente ahora una extensión del territorio diplomático de Brasil en Caracas.
“Estamos agradecidos con el gobierno de Brasil, estas son decisiones que toma el gobierno de Brasil. El vínculo con Brasil siempre ha sido el de dos pueblos hermanos que han trabajado en conjunto más allá de que puede haber una diferencia entre quienes están liderando los países pero me parece que eso de ninguna manera afecta el vínculo de país a país”, sostuvo hoy el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, por la mañana.
Los diplomáticos argentinos y agregados militares y administrativos junto a sus familias partieron a pasadas las 17 de Caracas. “Han sido días y meses muy desafiantes para el personal de la Embajada, en los que han dado muestras incuestionables de su profesionalidad, su calidad humana y su sentido del deber, tanto en la protección de los intereses de la Nación Argentina como así también de la vida y la libertad de los seis asilados políticos refugiados durante más de cuatro meses en la Embajada”, remarcó la Cancillería.

Así y todo, en la embajada permanecerá de momento el personal local contratado, resguardando las instalaciones. Y restaba definir los detalles respecto a si habrá presencia o no de diplomáticos brasileños para asegurar la inviolabilidad del lugar. En Cancillería consideran que la sola bandera de aquel país basta para desalentar cualquier intento por parte del Servicio Bolivariano de Inteligencia (Sebin). “Los brasileños siempre tienen sus canales abiertos con el gobierno de Maduro”, deslizan.
Pero admiten que “no hay que bajar la guardia”. Mientras, siguen activas las conversaciones con las misiones europeas para reactivar el Plan A cuando las condiciones para un traslado seguro están dadas en medio de la convulsionada Caracas.