WASHINGTON.- En los últimos días, funcionarios estadounidenses evaluaron cómo podría desarrollarse un intercambio de misiles entre Irán e Israel. La predicción más optimista fue una repetición de lo ocurrido en abril, cuando Estados Unidos, Israel, Jordania y otros países interceptaron casi todos los cientos de misiles y aviones no tripulados disparados hacia Israel.
Después, el presidente norteamericano, Joe Biden, instó al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, a “llevarse la victoria”, y la respuesta de Israel fue silenciosa: aunque disparó contra una base aérea de Isfahan, ciudad rodeada por algunas de las principales instalaciones nucleares iraníes, evitó alcanzarlas. El mensaje, sin embargo, fue claro: la próxima vez, podrían apuntar a los activos que Irán valora.
Los escenarios más extremos que se exploran esta vez ante el ataque iraní de este martes, según los funcionarios estadounidenses, implican que Israel ataque las instalaciones nucleares, en particular los centros de enriquecimiento de Natanz, el corazón del programa iraní.
Es en Natanz, al norte de Isfahan, donde Irán ha producido su uranio casi apto para bombas, que según los funcionarios estadounidenses podría convertirse a ese nivel en días o semanas. La producción de un arma nuclear llevaría mucho más tiempo.
En abril, funcionarios israelíes afirmaron que el ataque iraní incluyó 185 aviones no tripulados, 36 misiles de crucero y 110 misiles tierra-tierra disparados hacia Israel. La mayoría fueron lanzados desde Irán, pero un pequeño número se disparó desde Irak y Yemen. Las armas utilizadas en el bombardeo eran más sofisticadas que las que Israel había encontrado durante los seis primeros meses de lucha contra Hamas en Gaza.
El ataque causó daños menores en una base militar y esquirlas hirieron gravemente a una niña de 7 años de una comunidad árabe beduina del sur de Israel. Aviones de guerra israelíes tomaron represalias poco después, al disparar misiles contra Irán, según funcionarios occidentales e iraníes.
Grant Rumley, exfuncionario del Pentágono e investigador principal del Washington Institute for Near East Policy, dijo que Irán probablemente replicaría el ataque de abril con una combinación de aviones no tripulados, misiles de crucero y misiles balísticos.
“Esta vez, está claro que Irán quería evitar los fracasos de abril utilizando principalmente misiles balísticos que viajan mucho más rápido y pueden abrumar rápidamente a un sistema de defensa aéreo”, dijo el analista.
A diferencia del ataque de abril, en el que Israel tuvo días de aviso para coordinar las defensas con sus aliados en la región, el ataque de este martes se produjo con solo horas de antelación.
“Como tal, es difícil ver este nuevo ataque como meramente simbólico”, dijo Rumley. “Ciertamente parece una escalada por parte de Irán”.
David E. Sanger y Eve Sampson