¿A quién le amarga un dulce? Seguro que has escuchado en multitud de ocasiones esta pregunta retórica porque se entiende que el dulce siempre va a estar repleto de azúcar y edulcorantes que te gustarán. Se tiende a asociar el chocolate a ese “dulce” idealizado. Pero la realidad es que el cacao puro se aleja a ese sabor extremadamente dulzón.
La experta en nutrición, Ana Luzón, aparte de tener consultas en las que prepara planes de nutrición y entrenamiento personal, comparte en sus redes consejos sobre nutrientes y alimentos que recomienda. Para ella lo más importante es saber elegir con criterio los productos que se compran. Ha defendido en multitud de ocasiones que no hay alimentos prohibidos y por supuesto eso incluye al chocolate. Menciona además que no todos los chocolates son iguales y que ahí entra la importancia de aprender a disfrutar de las opciones saludables como es el chocolate puro.
Cuando en el supermercado observas las etiquetas y ves en el envoltorio “72% de cacao puro”, “82% cacao natural”, “Chocolate puro”, “85% cacao 0% azúcares añadidos”… con casi total seguridad no se te viene a la cabeza que al ponerte una de esas onzas en la boca haya una explosión dulce en tu paladar. La nutricionista Luzón argumenta que eso se debe porque el chocolate del que estamos más acostumbrados a consumir es con leche que suele contener altos niveles de edulcorantes, grasas añadidas y un porcentaje muy bajo de cacao.
Esta percepción que tenemos sobre el chocolate ha moldeado nuestro paladar para que los chocolates más puros nos parezcan amargos o incluso desagradables cuando los degustamos en la boca. Luzón da un grito de esperanza y explica que “el paladar se educa”. Se puede aprender a disfrutar del sabor intenso a cacao. Para ella el mejor chocolate tiene que tener al menos un 85% de cacao, por todas las propiedades que tiene y por el poco azúcar añadido. El chocolate con ese porcentaje de cacao contiene antioxidantes que favorecen la salud cardiovascular al mejorar la circulación y reducir la presión arterial.
La nutricionista da pautas para hacer una mejor transición del chocolate cargado de azúcares al que estemos seguramente acostumbrados al puro. La clave, en su opinión, está en avanzar gradualmente en este proceso, empezando con un chocolate 70% que te permita, una vez te acostumbres al sabor, probar con alguna onza de 85% de cacao combinándolo con frutas que contengan bastante azúcar como son las fresas o plátanos.
Las grasas saludables que contiene el chocolate puro sacian más rápido que una tableta de chocolate con leche, y esa sensación de saciedad reduce el consumo. Por ello no es difícil que dentro de tu plan nutricional se añada una o dos onzas de este tipo de chocolate.
La nutricionista ha confesado a sus seguidores que ella prefiere el supermercado Lidl para comprar chocolate. Su gama favorita se llama J.D. Gross que tiene desde cacao 56% hasta el más atrevido con 95% cacao. Lo que más destaca de estas tabletas son “sus ingredientes limpios”, libres de azúcares añadidos o edulcorantes innecesarios para disfrutar del verdadero sabor a chocolate.
La especialista en nutrición hace un recuerdo de que no hay que olvidar mantener una dieta equilibrada en la que no se demonicen ningún tipo de alimento. Todos los productos consumidos en unas correctas cantidades son positivos para nuestro organismo.