Una investigación científica ha dejado claro que mantener un estilo de vida saludable contribuye a un contrarrestar una mala genética, incrementa la esperanza de vida y reduce el riesgo de enfermedades crónicas.
Sin embargo, surge una pregunta relevante: ¿puede un estilo de vida saludable realmente contrarrestar las predisposiciones genéticas a una vida más corta? Una reciente investigación en Islandia sugiere que sí.
La investigación que comprobó cómo se puede superar una predisposición genética con una vida saludable
Una investigación científica publicada en la revista BMJ Evidence-Based Medicine ha aportado evidencia sólida sobre la influencia de los estilos de vida en la esperanza de vida, incluso frente a una predisposición genética adversa.
El estudio, basado en el seguimiento de más de 350.000 participantes del Biobanco del Reino Unido durante un promedio de 13 años, confirma que tanto la genética como el estilo de vida impactan de manera independiente en la longevidad.
La investigación científica revela que las personas con alta predisposición genética a una vida más corta tienen un riesgo de muerte prematura un 21% mayor que aquellos con una predisposición baja, sin importar sus hábitos de vida.
El portal de El País destaca que llevar un estilo de vida insano incrementa el riesgo de muerte prematura en un 78%, independientemente de la genética.
La clave está en que un estilo de vida saludable puede reducir el riesgo de muerte prematura en un 62% para quienes tienen una predisposición genética desfavorable, y aumentar la esperanza de vida en aproximadamente 5,22 años a los 40 años.
Los factores clave de un estilo de vida saludable
El estudio en cuestión evaluó diversos aspectos de un estilo de vida saludable y agrupó a los participantes en tres categorías: favorable, intermedia y desfavorable. Los factores analizados incluyeron:
- No fumar: evitar el consumo de tabaco.
- Consumo moderado de alcohol: limitar la ingesta de bebidas alcohólicas.
- Actividad física regular: realizar ejercicio de manera constante.
- Peso corporal saludable: mantener un peso adecuado.
- Duración adecuada del sueño: garantizar un descanso suficiente.
- Dieta saludable: seguir una alimentación equilibrad