¿Una moda para todos? La polémica detrás de la nueva tapa de Vogue

Vogue genera polémica con una portada minimalista que abandona el glamour habitual, optando por una estética más sobria y accesible que ha dividido opiniones entre los seguidores de la revista

La revista Vogue presentó una nueva tapa que generó una intensa reacción en redes sociales. Bajo el título “La moda se vuelve real: creatividad para todos”, la imagen muestra a siete modelos, entre ellas, Anok Yai, Vittoria Ceretti, Amelia Gray y Devyn García, vestidas de manera simple con camisas de lino blanco y jeans.

A diferencia de las portadas anteriores de la revista, que solían estar llenas de glamour, lentejuelas y detalles ostentosos, esta sesión fotográfica adopta un enfoque más minimalista y despojado, con un fondo gris que resalta la sencillez de la escena. La portada también destaca marcas accesibles como Gap y Uniqlo, aunque incluye prendas de lujo como Toteme y Frankie Shop, con precios que varían entre los 7 y los 1,000 USD, según el análisis de la revista New York.

La respuesta en redes sociales fue mayormente negativa, con críticas sobre la falta de autenticidad y diversidad en la imagen. Algunos usuarios compararon la portada con anuncios de marcas como American Eagle.

La portada de la polémica:

Un aspecto que provocó un especial debate fue el titular de la portada, “La creatividad es para todos”, según muchos usuarios, parecía vacío o desconectado de la imagen que se mostraba. Muchos se preguntaron si realmente había suficiente diversidad en la representación visual de la portada para que el mensaje de inclusión y accesibilidad tuviera validez.

Según New York, este cuestionamiento sobre la diversidad se intensificó cuando los críticos señalaron que las modelos, a pesar de su variedad racial, no reflejaban una representación suficiente de los diferentes tipos de cuerpos, géneros u otras.

Pese a las críticas, también hubo voces que aplaudieron la decisión de Vogue de volver a incluir modelos en su portada, una tradición que la revista había dejado de lado en los últimos años al centrarse más en celebridades.

Manish Mishra, editor de moda, destacó el “atractivo limpio y minimalista” de la imagen, agradeciendo que se incluyera a algunas de las mejores modelos de la industria en lugar de depender de figuras públicas más conocidas.

Una de las críticas que despertó la nueva portada es que Vogue, en lugar de usar modelos, venía prefiriendo celebridades, como esta dedicada a Lady Gaga

Por su parte, el artista Marcus Morris celebró el hecho de que Vogue eligiera modelos para su portada, pero expresó su descontento con la puesta en escena y las imágenes finales, sugiriendo que el resultado no estuvo a la altura de las expectativas.

Las redes sociales se llenaron de comentarios polarizados, donde muchos usuarios expresaron su desdén por la portada, mientras que otros defendían el cambio de estilo. Sin embargo, lo que predomina en los comentarios es una sensación de desconcierto sobre la estrategia de Vogue.

El hecho de que Vogue presente marcas como Gap y Uniqlo en su portada, junto a la mención de un “Primer vistazo a Gap de Zac Posen”, sugiere un intento por acercar el mundo de la moda a un público más amplio.

Estas marcas, conocidas por sus precios más accesibles, representan una respuesta directa a las exigencias de los consumidores actuales, que buscan prendas de calidad a precios más razonables. Un enfoque que parece alinearse con una tendencia más global en la que las marcas de lujo no son la única opción para quienes desean estar a la moda, sino que también existen alternativas más asequibles que permiten acceder a tendencias similares.

Aunque la imagen central presenta a modelos con ropa de marcas asequibles, también hay una clara inclusión de piezas de marcas de gama alta como Toteme y Frankie Shop. Estas marcas, que pueden costar desde varios cientos hasta miles de dólares, siguen estando presentes en el estilo general de la portada, creando una mezcla que refleja las tensiones dentro de la industria de la moda: la constante lucha entre lujo y accesibilidad.

Este debate sobre la autenticidad refleja el desafío al que se enfrenta la industria de la moda en su conjunto.

A pesar de los intentos de acercarse a una audiencia más amplia y diversa, la percepción de que las acciones de estas grandes marcas y publicaciones son más una estrategia de marketing que un cambio real sigue siendo una barrera difícil de superar. Los lectores y seguidores de Vogue serán los primeros en hacerles saber si sienten que sus esfuerzos por ser más inclusivos y representativos son genuinos, o si se trata de una moda pasajera que no logra conectar con la realidad.