Vélez vive días ideales: 30 años después de la gesta, el mensaje de Bianchi y un triunfo crucial

Vélez respira. Hace rato es puntero de la Liga Profesional, pero ahora lo siente más que antes. Salió de la acumulación de empates -tres seguidos- y cerró días ideales: eliminó a Boca en la Copa Argentina el miércoles y este domingo sumó tres puntos clave que lo alejan de los tres equipos que lo acechan. El débil Sarmiento fue parte de un resultado corto que fue culpa de la propia falta de ideas ofensivas: un penal de Claudio Aquino le alcanzó para festejar. Ahora, a mirar a los demás.

No hubo en 25 fechas de este torneo una presión tan grande para Vélez como la que se le presentaba en la tarde-noche de domingo. Después de sólo ganar un partido de los últimos siete, los doce puntos que dejó en el camino no los pagó caro en el liderato simplemente porque los inmediatos perseguidores pasaron por lo mismo y en simultáneo. Sin embargo, Sarmiento no significaba un permiso más. No existía margen de error. Además de tener que estar prendido a la pantalla para ver lo que ocurrirá este lunes, en Córdoba, con Talleres y Huracán, el pelotón que lo persigue hace tiempo, a Racing, reciente campeón de la Copa Sudamericana (pero nada embriagado), le dieron tiempo de despertarse: con el triunfo en Rosario se había puesto a dos puntos y el miércoles cumple ante Estudiantes el encuentro que debe.

Lo mejor del partido

Para Vélez era ganar o ganar. Ya se había sacado de encima la semifinal incómoda de la Copa Argentina ante Boca, dando muestras de personalidad y mentalidad ganadora en un momento de urgencia y desazón, lo que indicaba su preparación para instancias de obligación extrema. Más tiempo tuvo este domingo, claro. Encima, en una fecha especial: exactos 30 años se cumplieron de aquella noche en Tokio en la que levantó la Copa Intercontinental por el 2-0 a Milan, de Italia.

Además de la fiesta en el José Amalfitani por el aniversario, Carlos Bianchi, padre de esa criatura, revivió la hazaña en el video institucional y dejó una frase que sirvió de título. Para el futuro, pero especialmente para el presente: “Toda historia se repite. Hay que creer”. Detrás de ello fueron los hinchas para que la alegría fuera completa con Gustavo Quinteros y sus hombres.

Costó. Quizás, alguno imaginaba que los juninenses se refugiarían y complicarían desde una táctica defensiva. Sin embargo, excepto en algún tramo, Javier Sanguinetti apostó por espejar el esquema de Vélez (4-2-3-1) y llevar a su rival lo más lejos posible de su arco. Aunque, claro, la identidad del puntero es presionar alto, ser más despierto en las segundas pelotas y avanzar con las sociedades verticales y veloces.

Claudio Aquino, de Vélez, salta y se protege frente a una dura entrada de Elías López, de Sarmiento

Vélez recuperaba rápido e iba. Sus centrales estuvieron impasables, sus laterales se destacaron y el doble cinco se hace notar con su presencia, principalmente con los incansables esfuerzos de Agustín Bouzat. Hasta la línea de volantes ofensivos y el ‘9′: el juego no fluyó demasiado ni lograron desequilibrios individuales. Desde ahí, parecía que el contexto estaba pesando.

Hasta que, a los 38 minutos, un córner al primer palo terminó en el remate de Francisco Pizzini y la clara mano de Iván Morales que Nicolás Ramírez vio para sancionar el penal que, dos minutos después, convertiría Aquino. Desahogo y la sensación que, a partir de ahí, el trabajoso éxito cedería y las cosas resultarían más fáciles.

Por ser otro el alivio. Otra la decisión en el segundo tiempo: el desborde de Thiago Fernández y el cabezazo de Aquino a los dos minutos; el avance individual del propio chico y la filtración a Pizzini para un remate que impactó en el travesaño, a los siete. Pero a Vélez no le sobró nada. O sí: la firmeza defensiva y los inicios ofensivos desde esa línea que marcaron la abismal diferencia contra el equipo que ocupa el último lugar en la tabla anual.

El resultado, corto; el suspenso en la gente, enorme. Victoria para descansar en un sillón desde el cual observará cuál es la verdadera diferencia que tendrá a su favor rumbo a las últimas dos fechas.